7.10.10

Angustia mucho no saber qué quiere el otro de vos. Te inquieta, te perturba. Por eso nos volvemos desconfiados, nos ponemos a la defensiva. Asumimos siempre que las sensaciones del otro no son buenas. Nunca podemos saber qué quiere el otro, o por qué nos quiere, éso es un eterno misterio. Por qué siempre caemos en la trampa de dar respuestas apresuradas?

El otro: sus intenciones son una amenaza, por qué? Pero si dejaramos de adivinar y le dieramos la chance al otro de mostrarnos qué siente, qué quiere, y por qué nos quiere, tal vez nos sorprenderíamos. Si soportaramos esa angustia de no saber qué quieren de nosotros tal vez algo nuevo podría llegar a nuestra vida. Si pudieramos dejarnos atravesar por el deseo del otro, dejar que quieran algo, que nos quieran, dejar que pretendan cosas de nosotros... porque eso es existir.

Qué quiere el otro de mi? No sé, me quiere por las razones que sea. Me quiere. Tanto cuesta hacerse cargo de eso?

Tocar tu corazón, tal vez eso es lo que quiere el otro cuando quiere algo de vos.